Espero que mi testimonio pueda servir a muchos, para que puedan encontrar una salida a su problema de adicción, así como yo la he encontrado.
Egresé de CEREPA hace un par de años. Ha sido una de las decisiones más difíciles que he tomado, pero sin lugar a dudas la mejor de mi vida. Para que haya tomado la decisión de ir a CEREPA, tuve que reconocer y aceptar que adolecía de una enfermedad incurable, insidiosa, progresiva y de fatales consecuencias como lo es el alcoholismo y que por mi mismo nunca pude, ni podía, parar de consumir…necesitaba ayuda. La cual Dios me la dio a través de ese bendito y maravilloso centro llamado CEREPA.
Me tomé mi primera cerveza a los 13 años. Si yo hubiera sabido lo que me iba a desencadenar al tener ese primer contacto con el alcohol, jamás lo hubiera hecho. Después de la primera cerveza que tomé, comencé una carrera alcohólica de 35 años, en la cual el alcohol arruinó mi vida.
En estado de ebriedad, estuve envuelto en accidentes de tránsito, a punto de matar a un amigo con un arma de fuego. Tuve problemas legales por escándalo público, por robar lo que no era mío, nada más para satisfacer mi consumo. Estuve hospitalizado dos veces a causa de no poder dejar de consumir alcohol. Prácticamente me convertí en un indeseable, delincuente, un despojo humano, estaba muerto en vida, despreciado por la sociedad, amigos y hasta mi propia familia.
El alcohol acabo con mis sueños de ser un profesional universitario, de tener un negocio propio y una bella familia. Perdí mi casa, trabajo, negocio y familia. Quedé solo, y llegué al extremo de dormir en la calle. Llegué a estar tan acorralado por el alcohol que lo único que quería era morirme y llegue varias veces a tener la idea de quitarme la vida.
Pero fue ahí, cuando parecía todo perdido, donde Dios se manifestó y me dio la luz de buscar ayuda, primero en un familiar que aceptó ayudarme y este a su vez buscó ayuda en el mejor lugar del mundo para rehabilitación llamado CEREPA.
Fue así como llegue a este maravilloso centro bendecido por Dios, para buscar una solución a mi problema.
Mis primeros días en CEREPA fueron muy difíciles, porque yo llegue desorientado, sin rumbo y destruido en todos los aspectos de mi vida económica, moral, física y espiritual. Pero a medida que fueron pasando los días me fui compenetrando en el programa que el centro me ofrecía y poco a poco mi vida fue cambiando y comenzó a gustarme la vida sin consumir. El programa tiene una duración mínima de dos meses y yo decidí permanecer por cuatro meses. Este tiempo que estuve en CEREPA ha sido el mejor de mi vida porque me encontré con Dios y lo más difícil: conocerme y a encontrarme conmigo mismo.
Cuando salí de CEREPA, salí solo, ni siquiera sabía dónde iba a dormir, comer y trabajar. Dios es maravilloso, el me prometió en CEREPA que si yo me sometía a su voluntad el estaría conmigo todos los días de mi vida y que no tuviera miedo.
Es así como desde ese día que salí de CEREPA hasta este momento que estoy escribiendo este testimonio no me ha hecho falta nada. Dios me ha devuelto todo lo que el enemigo me quitó, mi personalidad, un techo donde vivir, un trabajo honesto, nuevos amigos, he recuperado a mis hijas, mi familia está recuperando la confianza en mí y la sociedad confía más en mí.
Ahora conozco la paz, tranquilidad y amor que nunca había conocido. Déjenme decirles que todo esto que he logrado no ha sido fácil, me ha costado mucho, he tenido que luchar contra muchos obstáculos, ambiente, viejos amigos y a veces hasta rechazar reuniones familiares con tal de cuidar mi sobriedad.
También para salir de ese infierno hay que poner mucho empeño, fuerza de voluntad, asistir a la iglesia y asistir a un grupo de auto ayuda como al que yo asisto que es Alcohólicos Anónimos. Pero lo más importante es agarrarse de la mano de Dios, sin él no se puede lograr, y con él todo es posible. Imagínense que después de ser despreciado por todos, hoy todos me invitan a sus casas, me piden consejos, me ofrecen nuevos trabajos, hasta me han ofrecido ayudarme para volver a tener un negocio propio. Todo esto son las maravillas que Dios me ofreció en CEREPA, y todo se está cumpliendo, y se logra dejando de consumir, aceptando a Cristo como tu salvador y para lograr esto te invito a que te des un tiempo en CEREPA, no te vas a arrepentir será la mejor decisión de tu vida.
Espero que este humilde testimonió que es para la honra y gloria de Dios sirva para que otros y otras tengan la oportunidad que yo tuve de salir del infierno del alcoholismo.
Soy Miguel E, de Olanchito, Yoro. Un feliz y bendecido ex paciente de CEREPA viviendo en sobriedad.