Mi nombre es Oscar. Llegue a CEREPA después de haber consumido durante muchos años, mi vida se había vuelto ingobernable hasta el punto donde casi muero. No fue un paso fácil de dar, pero fue el más valiente que he dado. Me hacía falta reconocer que había llegado a un callejón sin salida, que sin ayuda ya no podía parar de consumir, y que mi vida se había convertido en una pesadilla. Lo que mi familia y yo habíamos soñado, se había venido abajo por mi patrón de consumo de drogas.

Los días que estuve en CEREPA fueron difíciles al inicio, pero al confiar en los profesionales del centro y reencontrarme con Dios, pude visualizar una guía sin la cual no hubiese sobrevivido. Reconozco que hice las terapias difíciles, y que pude haber hecho las cosas algo más sencillas, pero mis terapeutas me ayudaron a encontrar una brújula en todo momento.

Ha pasado casi 2 años desde que egrese de CEREPA.
Ahora intento vivir el día a día…un día a la vez.  No es fácil pero es la mejor sensación. Saber que Dios está conmigo, que puedo disfrutar a mi familia y hacerlos sentir orgullosos pero sobre todo sentirme pleno conmigo mismo, no tiene precio. Ahora veo la vida de una forma diferente gracias a Dios, mi familia y CEREPA.

Soy Oscar y puedo decir que estoy viviendo en sobriedad, gracias a CEREPA.